martes, 28 de junio de 2011

En tus narices virtuales.

Cavilaciones compulsivas de alguien que se va a la playa.

La vida es como un castillo de arena. Empezando por un puñado, nos convertimos poco a poco en bloques, torre y almenas de nuestro propio universo. Grano a grano, pasamos de insignificantes a inmensos, siempre bajo la luz de un Sol que, para qué negarlo, nos adora. Pero tras esa gloria llega la decadencia, la caída del castillo por el odio homogéneo de las olas, la marea, o la patada de algún infeliz que, sin venir a cuento, nos elimina. Está por ver para qué nos ha creado este niño caprichoso que algunos llaman Dios.

miércoles, 22 de junio de 2011

Círculos

Atentos, voy a escribir en primera persona.

Hace poco, he estado en la jubilación de veintitrés profesores. Veintitrés futuros jubilados. Veintitrés, que ya podrían ser 400, se iban de mi instituto del alma, el Ramiro de Maeztu. Y yo también.

Un amigo me dijo que era un coñazo todo esto de acabar proyectos, etapas, metas y sueños. Yo le dije que sí, que ya le podían dar por culo a Frost, a Machado, a eso de que la vida es un camino, por cierto que sea. Pero, qué coño, yo también me pongo sentimental de vez en cuando; y toca cerrar círculos.

El verano; esa tirita inmensa, ese sello y conclusión de cada año, llega, una vez más, arrollando. Y ante él es difícil no ponerse un poco tonto de vez en cuando.

Un poco tonto, sí; y ante ese montón de dinosaurios jubilándose, pronunciando sus últimas palabras en calidad de profesores, directores, jefes de estudios... y pensando, yo también, que se pone el fin a una etapa, aunque empiece otra...¿quién puede evitar dudar si somos nosotros niños hablando como ancianos, o si son ellos los ancianos hablando como niños?

Fin de pista.