martes, 14 de febrero de 2012

Un viaje de ocho horas que duró unas cien

"Llevo unas horas, más de tres, intentando dormir con la cabeza apoyada en la ventana de Castilla, al otro lado de la cual se encuentra un autobús repleto de asientos vacíos. Llevo unas horas, más de tres, ansiando dormir sin hacer caso al movimiento lateral, de lado a lado, de lado a lado, de lado a lado del cristal de mi ventana de Castilla. Llevo unas horas, más de tres, fracasando.

Ahora lo intento sobre la mesa de color cansado del autobús, de la mesita que de ser hombre llevaría un bigote canoso y serio, y que cuelga moviéndose de arriba a abajo, de arriba a abajo, de arriba a abajo, y que se me hace más llevadero que esta ventana de Castilla."

Escrito en rojo en un cuaderno de tapas rojas, en uno de esos periodos de dos minutos en los que la naturaleza te permite quitar la vista del páramo atacado por un Sol del Sinaí y centrarla en el rojo de un cuaderno.

lunes, 3 de octubre de 2011

Un día

Apenas quedaba rastro de la ondas en el agua; cuanto más grandes se hacían, menos visibles eran. Federico recogió el resto de las piedras de un solo puñado y las tiró todas al río a la vez. Se dió la vuelta y miró a quien le miraba a él. María, 21 años de edad, expresión interrogante y sonrisa irresistible. <<Joder>>, se dijo. Estaba in love.

El resto de la tarde lo pasaron en casa de ella. No hacían mucho, no hablaban demasiado (excepto en raros brotes donde no hacían más que interrumpirse, reírse y mirarse con ternura), pero se encontraban bien. Felices. Juntos.

Intentaron hacer tortitas para merendar, pero al final solo hicieron tortita y media. El resto de los ingredientes los gastaron en:
-comérselos crudos.
-hacer el imbécil.
-pintarse la cara el uno al otro, con enfados de mentira y carcajadas de verdad.

A diferencia del Sol, ellos no decaían. Y cuando por fin llegó la noche, se pusieron a ver una película, acurrucados, con el volumen muy bajito. No se enteraban de mucho, y tampoco pensaban en nada en especial. Pero se encontraban felices. Juntos. En paz.

sábado, 1 de octubre de 2011

Círculos III

-¿Y qué pasa cuando se cierra un círculo? ...¿muere?

-No. Siguen vivos. Flotan en el aire; en el sueño y el recuerdo. Se te aparecen por la noche, en el cielo, en el suelo, en tu propia mente. Sobrevuelan tus acciones como espectros. Les quitamos el aguijón, el dolor de lo perdido confinándolos al mundo de la memoria, de lo pasado. De la tierra de los círculos cerrados es la nostalgia, la soledad. De ahí vienen los llantos silenciosos al caer la noche, las lágrimas solitarias del "¿Qué habría pasado si...?. De la tierra de los círculos cerrados viene la muerte, pero también la esperanza.

-¿La esperanza?

-Sí, la de saber que se pueden abrir otros círculos más. Aventuras nuevas, ilusiones puestas en clave vital. De los círculos cerrados nacen los círculos por abrir; del humo de un cigarro viene el rocío del amanecer. Igual que de los seres muertes nace vida nueva del suelo, así pasa con los círculos. Dejarse llevar; comprender el momento vital, la magnífica ola de la incertidumbre...es lo que muchos llaman vivir de verdad.

Círculos II

-Sí, las cosas son así. Siguen ciclos. Círculos. Como el sol; como la luna. Se abren y se cierran sin pausa, sin reflexión, sin piedad siquiera. Hay muy pocos círculos que no deban cerrarse nunca.

-No estoy de acuerdo. No entiendo por qué iban a ser todas las cosas del mundo así, cuando son tan diferentes. Puedes poner ejemplos y ejemplos, pero siempre habrá algo que se escape a tu comparación.

-Es que hay muchos tipos de círculos. Los hay en los que siempre sabes donde estás; sabes donde se abrieron y sabes donde van a acabar. Un campamento, un año escolar...hasta una montaña rusa. También los hay que no. Que son opacos, donde sólo puedes vislumbrar que estás en ellos. En ésos, sólo puedes intuir cuándo se van a cerrar; te sometes a la incertidumbre constante de saber que pueden finalizar en cualquier momento.

-¡Pero eso es terrible! Eso significa vivir con miedo.

-Precisamente significa aceptarlo. Y aceptar el miedo, casi siempre, es superarlo también. Las amistades, los amores...hasta la propia vida son círculos de este tipo. Círculos en cuerda floja. Sólo sabes que han acabado cuando los dejas de sentir.

martes, 28 de junio de 2011

En tus narices virtuales.

Cavilaciones compulsivas de alguien que se va a la playa.

La vida es como un castillo de arena. Empezando por un puñado, nos convertimos poco a poco en bloques, torre y almenas de nuestro propio universo. Grano a grano, pasamos de insignificantes a inmensos, siempre bajo la luz de un Sol que, para qué negarlo, nos adora. Pero tras esa gloria llega la decadencia, la caída del castillo por el odio homogéneo de las olas, la marea, o la patada de algún infeliz que, sin venir a cuento, nos elimina. Está por ver para qué nos ha creado este niño caprichoso que algunos llaman Dios.

miércoles, 22 de junio de 2011

Círculos

Atentos, voy a escribir en primera persona.

Hace poco, he estado en la jubilación de veintitrés profesores. Veintitrés futuros jubilados. Veintitrés, que ya podrían ser 400, se iban de mi instituto del alma, el Ramiro de Maeztu. Y yo también.

Un amigo me dijo que era un coñazo todo esto de acabar proyectos, etapas, metas y sueños. Yo le dije que sí, que ya le podían dar por culo a Frost, a Machado, a eso de que la vida es un camino, por cierto que sea. Pero, qué coño, yo también me pongo sentimental de vez en cuando; y toca cerrar círculos.

El verano; esa tirita inmensa, ese sello y conclusión de cada año, llega, una vez más, arrollando. Y ante él es difícil no ponerse un poco tonto de vez en cuando.

Un poco tonto, sí; y ante ese montón de dinosaurios jubilándose, pronunciando sus últimas palabras en calidad de profesores, directores, jefes de estudios... y pensando, yo también, que se pone el fin a una etapa, aunque empiece otra...¿quién puede evitar dudar si somos nosotros niños hablando como ancianos, o si son ellos los ancianos hablando como niños?

Fin de pista.

domingo, 1 de mayo de 2011

Vicisitudes de un hombre perdido intelectualmente

Tontería escrita en 3 minutos y poco. Para Julia, que me acompaña en mis cavilaciones a las 3:33 de la mañana (más bien le acompaño yo, pero bueno, para algo el blog es mío, já).

Vicisitudes de un hombre perdido intelectualmente

El señor X era un apasionado de la metafísica. ¡Ah, todos los Aristóteles, los Santos Tomases de Aquinos, los Platons, los...bueno, en fin, se hacen a la idea. Pero el problema del señor X era justamente ese, que era un apasionado de la metafísica. Ya no. Ahora ese "gran ejercicio de la mente" que evocaba, ese "triunfo de la razón para alumbrar el alma"...ahora todo eso le daba igual. Y el señor X se sentía vacío, por supuesto, porque ya se figurarán ustedes, que un hombre sin interés por la metafísica...Bueno, en realidad no pasaba gran cosa, el único detalle que diferenciaba a los hombre interesados en la metafísica de los que pasaban del tema era que éstos tendían a comprar un 65% más de pan integral, que es mejor para la figura del superyo. Pero al señor X sí le parecía gran cosa, eso de no importarle algo tan importante, ¡de tanta importancia! Lo bueno es que así tuvo tiempo para interesarse por su verdadera pasión oculta, su media naranja en términos de hobbys, aficiones o como lo quiera llamar usted: El ballet. Y aparte de la belleza, de los tutús y los saltos con esos zapatitos que casi ni tenían suela, el señor X adoraba el ballet sobre la metafísica por una razón en particular. Cuando le preguntaban cuál era, él contestaba sencillamente que <<Al menos todo el mundo estaba de acuerdo en que el ballet existía>>